Mi éxito no depende de tu fracaso.

Cuánta energía, tiempo y concentración invertimos en preocuparnos de lo que hacen o dejan de hacer los demás. Sobre todo en lo profesional, y si esos “demás” son emprendedores como nosotros con un proyecto orientado al mismo sector, ya ni te cuento.

Nos han enseñado  que hay que repartirse el pastel aunque no sepamos qué tamaño tiene ese pastel. Nos han dicho que tonto el último, pero tampoco nos han dicho cuántos somos, y para colmo, ¡aquí el que no corre vuela! Con estas indicaciones, es normal que nos tomemos el camino como una carrera de obstáculos, a contra reloj y con medalla sólo para el primero.

Cuando la ruta del emprendimiento y la profesional en general,  ya es incierta, agotadora y competitiva de por sí, le añadimos un toque más de emoción y presión al ir mirando a un lado y a otro, adelante y hacia atrás mientras corremos, para estar al tanto de lo que hacen nuestros compañeros de carrera.

Es inevitable compararse, es inevitable sentir presión y es inevitable, aunque decirlo no esté bien visto, pensar  “por qué él/ella sí y yo no”

A las creencias que arrastramos acerca del éxito y cómo llegar a él, se les ve el plumero cuando no somos capaces de ver más que competencia en todas partes y amenazas en cada esquina, que ponen en peligro nuestro proyecto profesional.

 Lo de “sólo puede quedar uno” tenemos que dejarlo para la peli de los Inmortales.


Las redes sociales hasta ahora han contribuido con bastante peso, a los tirones de pelos de muchos recientes y no tan recientes emprendedores que a golpe de clics, de likes o de followers teníamos la sensación de vivir en un mundo en el que todos nuestros conocidos se habían convertido de repente en  exitosos profesionales que mostraban sus trofeos en las redes, favoreciendo nuestros (mis)  ataques de frustración e inseguridad, mientras repetíamos mentalmente casi como un mantra muchos refranes caseros del tipo » no es oro todo lo que reluce» o el de «tiempo al tiempo» que a mí especialmente me gusta mucho si pudiera vivir dos vidas más para ver ese tiempo.

El caso es que entre tanto triunfo ajeno, la sensación de apremio, de que se acaba la oferta, o de que pierdo el tren de mi oportunidad profesional es mayor.

La clave la he encontrado en el «mi». Esto es una mentalidad un poco de cromañón de algunas zonas y de algunas personas, incluida yo, es un ataque de egoísmo a lo Gollum en plan «mi tesoooorooo» «mi oportunidaaaddd»

Estoy muy lejos de estar curada de este mal, pero sí que hay ciertas cambios en mi forma de pensar que me gustaría compartir contigo, que tal vez te puedan ayudar como a mí, a dejar de mirar a los lados y centrarte en lo que de verdad es importante, a saber: Lo que puedes hacer tú, no lo que pueden hacer los demás.

Tenemos que aprender a pensar de otra forma si no queremos sacar el desfibrilador cada día en nuestra ruta hacia el éxito.  Si te sirven de ayuda, te presto mis nuevas creencias que el coaching me ha traído. No me llevarán directa al éxito, pero te aseguro que me dejan vivir más tranquila.

  • Centra tu energía, tiempo y esfuerzo en cosas que estén dentro de tu zona de control, es decir, que dependan exclusivamente de ti. Nota para ti: los demás no están en esa zona.
  • Mejor que pelearte por un trozo del famoso pastel, por qué no aprendes a elaborar tu propia repostería. Hay  tantos pasteles como tú quieras hacer. Busca otras opciones, haz algo diferente. 
  • En vez de buscar competidores, busca colaboradores. Busca relaciones que te aporten información.
  • Es muy fácil encontrar puntos en común con otras personas.  No te encierres ni te atrincheres para proteger tus ideas, comparte y relaciónate con gente de entornos y profesiones diferentes a la tuya. Los contactos son importantes (no son lo mismo que contactillos, enchufes y enchufillos). No tengas miedo a darte a conocer y al qué dirán.
  • Olvídate del “el que fue a Sevilla perdió la silla”, los emprendedores hacemos muchas cosas pero  no tenemos la capacidad de estar en dos sitios a la vez (todavía). No estés haciendo algo pensando en que deberías estar haciendo también esto otro, sólo porque te has enterado de que fulanito o menganita lo están haciendo. Céntrate, cada uno a lo suyo.
  • Tu formación, tus experiencias profesionales, tus vivencias y tus sueños son tu propuesta de valor. Es igual de válida como la de cualquier otro, y ese otro, tiene el mismo derecho que tú  buscar su éxito.
  • Redes Sociales…son eso, redes sociales, una pequeñísima parte, un pequeño instante de una realidad, tienen el valor y el peso que tu le quieras dar, para lo bueno y para lo malo.
  • Busca oportunidades hasta debajo de las piedras. Lo que no le ha servido a otro, tal vez sea una gran oportunidad para ti.

No estamos en una maratón corriendo junto con mil participantes abriéndonos paso a codazos. Corremos junto con otros, sí, pero cada uno tiene su propia meta. Céntrate en la tuya. Y recuerda que para que yo gane, no es necesario que tú pierdas.

Tu éxito, no depende de que los demás fracasen. Tu éxito, depende sólo de ti. 

Posted in Blog and tagged , , .

Deja una respuesta